26 de Octubre del 2018
Por: Maylín Vidal
Fuente: Prensa Latina
Fotos: Kaloian
Por: Maylín Vidal
Fuente: Prensa Latina
Fotos: Kaloian
Silvio Rodríguez, el trovador, el poeta, el cubano y latinoamericano volvió a Buenos Aires en el primero de dos conciertos en esta capital, donde más de nueve mil almas cantaron con él en una velada cargada de simbolismo.
La patria, la esperanza, la realidad latente en la sociedad y ese compromiso político en tiempos tan convulsos para América Latina y el mundo, se hicieron palpables en una noche, la víspera, que tuvo momentos realmente cargados de emotividad, en la que los argentinos, -que lo aman-, le agradecieron una y otra vez por estar aquí en estos momentos.
'Quédate toda la noche, quédate toda la vida', le gritó una de las tantas personas que aguardaban este momento desde su más reciente presentación en esta tierra austral, hace ya más de tres años. Los gritos a Silvio, a Cuba y su Revolución, a América, fueron transformándose en eco en el desbordado Luna Park durante toda la velada.
Acompañado de su guitarra y otro instrumento infaltable hoy en cada presentación, -su cámara fotográfica que apoya en una mesita al lado de su silla-, escoltado por su excelente banda de músicos, siete en total, Silvio hizo feliz a muchos corazones, a parejas que se daban las manos mientra entonaba El Necio, a muchos que han crecido escuchándolo y coreaban a todo pulmón.
Entre aplausos, Silvio fue bordando cada tema e interpretó muchas canciones, algunas añejas, pero una gran mayoría nunca antes escuchadas aquí como Viene la cosa (2016): 'viene una cosa que sólo la sinceridad destroza', reza el estribillo.
Momentos mágicos fueron muchos. Cuando entonó Te amaré, La maza, La Gaviota, compuesta en 1976 cuando regresaba de Angola, o Tonada para dos poemas, dos cuartetas de uno de los poetas que, dijo, me formó, Rubén Martínez Villena.
El clima fue subiendo y las lágrimas comenzaron a correr por los rostros de muchos cuando entonó Eva, dedicado a la lucha de las mujeres. Los pañuelos verdes, devenidos símbolos en este país en la batalla por el aborto legal, seguro y gratuito, se multiplicaron en el auditorio que gritaba: aborto en hospital.
La pieza que compuso para la ópera prima Afinidades, dirigida por los actores cubanos Jorge Perugorría y Vladimir Cruz, que habla sobre la corrupción, señaló, pero se llama Jugábamos a dios, otros de sus clásicos, Oleo de una mujer con sombrero y Quien fuera, también sonaron impecablemente en una noche donde sus músicos también se llevaron las palmas.
El clima ya estaba al tope. Fue entonces que Silvio invitó al escenario a un artista que, subrayó, llevo admirando de lejos desde hace muchos años y hoy tuve el gran gusto de conocer e invitarlo al escenario, Nahuel Penissi
Magistral, el joven, de 28 años, no vidente, significó el honor de estar en el concierto de un artista que admiraba desde niño, cuando apenas entendía lo que decían las letras de sus canciones, pero si, dijo, me emocionaba mucho su identidad y espíritu. Él es un exponente de Cuba, de toda Latinoamérica unida, sostuvo.
Penissi, con su peculiar estilo de tocar la guitarra entonó y emocionó con Te doy una canción y luego, a pedido de Silvio, interpretó otro tema.
Tras poco más de dos horas de concierto, el trovador cubano tuvo que regresar tres veces a pedido de los espectadores que agitaban palmas, cantó dos canciones, otra más hasta que finalmente llegó Ojalá, uno de los temas por los que aguardaban muchos.
Con dos banderas, una del movimiento 26 de julio, que representa la histórica gesta cubana liderada por el líder histórico Fidel Castro que abrió el camino al triunfo revolucionario, y otra de Argentina, un joven, emocionado aplaudía sin parar y gritaba vivas a la isla caribeña.
'Maravilloso, conmovedor como cada una de las presentaciones de Silvio, toca las fibras, es un pedazo enorme de la historia latinoamericana y estar aquí me transporta, sobre todo en este momento tan difícil para América Latina', resaltó a Prensa Latina este joven al termino del concierto, mientras abrazaba a su compañera de vida.
Afuera, entre la muchedumbre y emocionada por escuchar por vez primera en vivo a un músico que ha marcado su vida de muchas maneras, también estaba Brenda, una joven no vidente que llegó desde la distante Malvinas Argentinas, en la provincia de Buenos Aires, y aguardaba nerviosa para intentar entregarle un presente al trovador.
Era un sueño pendiente estar aquí, escuchar a este gran hombre que se llama Silvio. Le traje un obsequio, una carta, un unicornio azul confeccionado con mis propias manos y una bandera cubana, decía la joven.
Este fue el tercero de cinco conciertos en Argentina de una gira que lo llevó primero a Chile y que concluirá el domingo con un recital en la localidad bonaerense de Avellaneda totalmente gratuito, que se avizora multitudinario.
La patria, la esperanza, la realidad latente en la sociedad y ese compromiso político en tiempos tan convulsos para América Latina y el mundo, se hicieron palpables en una noche, la víspera, que tuvo momentos realmente cargados de emotividad, en la que los argentinos, -que lo aman-, le agradecieron una y otra vez por estar aquí en estos momentos.
'Quédate toda la noche, quédate toda la vida', le gritó una de las tantas personas que aguardaban este momento desde su más reciente presentación en esta tierra austral, hace ya más de tres años. Los gritos a Silvio, a Cuba y su Revolución, a América, fueron transformándose en eco en el desbordado Luna Park durante toda la velada.
Acompañado de su guitarra y otro instrumento infaltable hoy en cada presentación, -su cámara fotográfica que apoya en una mesita al lado de su silla-, escoltado por su excelente banda de músicos, siete en total, Silvio hizo feliz a muchos corazones, a parejas que se daban las manos mientra entonaba El Necio, a muchos que han crecido escuchándolo y coreaban a todo pulmón.
Entre aplausos, Silvio fue bordando cada tema e interpretó muchas canciones, algunas añejas, pero una gran mayoría nunca antes escuchadas aquí como Viene la cosa (2016): 'viene una cosa que sólo la sinceridad destroza', reza el estribillo.
Momentos mágicos fueron muchos. Cuando entonó Te amaré, La maza, La Gaviota, compuesta en 1976 cuando regresaba de Angola, o Tonada para dos poemas, dos cuartetas de uno de los poetas que, dijo, me formó, Rubén Martínez Villena.
El clima fue subiendo y las lágrimas comenzaron a correr por los rostros de muchos cuando entonó Eva, dedicado a la lucha de las mujeres. Los pañuelos verdes, devenidos símbolos en este país en la batalla por el aborto legal, seguro y gratuito, se multiplicaron en el auditorio que gritaba: aborto en hospital.
La pieza que compuso para la ópera prima Afinidades, dirigida por los actores cubanos Jorge Perugorría y Vladimir Cruz, que habla sobre la corrupción, señaló, pero se llama Jugábamos a dios, otros de sus clásicos, Oleo de una mujer con sombrero y Quien fuera, también sonaron impecablemente en una noche donde sus músicos también se llevaron las palmas.
El clima ya estaba al tope. Fue entonces que Silvio invitó al escenario a un artista que, subrayó, llevo admirando de lejos desde hace muchos años y hoy tuve el gran gusto de conocer e invitarlo al escenario, Nahuel Penissi
Magistral, el joven, de 28 años, no vidente, significó el honor de estar en el concierto de un artista que admiraba desde niño, cuando apenas entendía lo que decían las letras de sus canciones, pero si, dijo, me emocionaba mucho su identidad y espíritu. Él es un exponente de Cuba, de toda Latinoamérica unida, sostuvo.
Penissi, con su peculiar estilo de tocar la guitarra entonó y emocionó con Te doy una canción y luego, a pedido de Silvio, interpretó otro tema.
Tras poco más de dos horas de concierto, el trovador cubano tuvo que regresar tres veces a pedido de los espectadores que agitaban palmas, cantó dos canciones, otra más hasta que finalmente llegó Ojalá, uno de los temas por los que aguardaban muchos.
Con dos banderas, una del movimiento 26 de julio, que representa la histórica gesta cubana liderada por el líder histórico Fidel Castro que abrió el camino al triunfo revolucionario, y otra de Argentina, un joven, emocionado aplaudía sin parar y gritaba vivas a la isla caribeña.
'Maravilloso, conmovedor como cada una de las presentaciones de Silvio, toca las fibras, es un pedazo enorme de la historia latinoamericana y estar aquí me transporta, sobre todo en este momento tan difícil para América Latina', resaltó a Prensa Latina este joven al termino del concierto, mientras abrazaba a su compañera de vida.
Afuera, entre la muchedumbre y emocionada por escuchar por vez primera en vivo a un músico que ha marcado su vida de muchas maneras, también estaba Brenda, una joven no vidente que llegó desde la distante Malvinas Argentinas, en la provincia de Buenos Aires, y aguardaba nerviosa para intentar entregarle un presente al trovador.
Era un sueño pendiente estar aquí, escuchar a este gran hombre que se llama Silvio. Le traje un obsequio, una carta, un unicornio azul confeccionado con mis propias manos y una bandera cubana, decía la joven.
Este fue el tercero de cinco conciertos en Argentina de una gira que lo llevó primero a Chile y que concluirá el domingo con un recital en la localidad bonaerense de Avellaneda totalmente gratuito, que se avizora multitudinario.