28 de Enero del 2013
Por: Mónica Rivero
Fuente: Cubadebate
Fotos: Alejandro Ramírez
Por: Mónica Rivero
Fuente: Cubadebate
Fotos: Alejandro Ramírez
Presentación de Silvio Rodríguez en Managua; con Omara Portuondo y sus músicos (Rodney Barreto,Gastón Joyas, Coayo Junior y Rolando Luna), y Víctor Casaus como invitados.
En el empeño de sacar la música de los teatros, Silvio prosigue el recorrido por puntos apartados, sea de los centros urbanos, de la participación en la vida cultural, o lo que se ha dado en llamar vida cultural. “Se ha dado en llamar” porque cultura es todo es cultura, como el propio Silvio recordara hace un par de días en Segunda Cita.
Se trata entonces de llevar hasta estos lugares, una parte de la cultura, y ponerla al encuentro con otras, o con expresiones diferentes de ella misma.
Silvio sube al escenario colocado en Esperanza, cerca de las calles Lucha e Independencia; cerca, además, del lugar en que pasó el primer año de su Servicio Militar. Lejos en el tiempo, cerca en la memoria: “Ahí, en el Estado Mayor de Ejército Occidental, empecé a hacer canciones. O sea, que hay canciones mías que son de aquí, de Managua. Voy a cantarles una de ellas. ¡Recuerdo hasta el día en que la compuse!”
Una extraña tarde desde su ventana, traía la brisa vieja de por la mañana…
No hay nada aquí:
solo unos días que se aprestan a pasar,
solo una tarde en que se puede respirar
un diminuto instante inmenso en el vivir.
Después mirar la realidad y nada más
Y nada más.
Silvio se presenta como hace tiempo no lo hace: solo con su guitarra. El formato permite que se sitúe más cerca del público, más hacia delante en el escenario.
Conversa algo entre canciones. Siempre para presentar la que seguirá. Antes de tocar Solo el amor, comenta:
“Dentro de unos días es 28 de enero y todo el mundo sabe lo que pasó ese día. Yo tengo muchas canciones inspiradas en Martí, o en sus versos; a veces pensando en un pensamiento suyo, en su ejemplo… A veces ha sido una ideíta pequeña que he desarrollado o tratado de desarrollar. Esta es basada en algo que escribió: Solo el amor engendra melodías”.
Historia de la sillas, Te doy una canción, El Mayor, Playa Girón… antecedieron a Demasiado, interpretada junto a Omara Portuondo. Esa “voz que es Cuba”, como la llamó Silvio la primera vez que la presentó en esta gira, en Santa María del Rosario, cantó luego Tal vez, de Juan Formell, Gracias a la vida, de Violeta Parra,Veinte años, de María Teresa Vera, y otras canciones con las que cerraba el concierto.
Eso, según el guión.
Bajaron las luces. Todo indicaba que había terminado el concierto. Pero era imperdonable que no se cantara la Era…
De modo que Silvio regresa, Rolando Luna toca la introducción de la canción, y Omara, como apelada, no tarda en subir y reunirse con Silvio para hacer juntos la fuerza mítica de la letra en ese fenómeno de la musicalidad.
El cierre que quiso, en fin, la dramaturgia espontánea fue Unicornio, que sonó después de Sueño con serpientes y El Necio, el que se muere como ha vivido, como hoy, como hace tiempo.
En el empeño de sacar la música de los teatros, Silvio prosigue el recorrido por puntos apartados, sea de los centros urbanos, de la participación en la vida cultural, o lo que se ha dado en llamar vida cultural. “Se ha dado en llamar” porque cultura es todo es cultura, como el propio Silvio recordara hace un par de días en Segunda Cita.
Se trata entonces de llevar hasta estos lugares, una parte de la cultura, y ponerla al encuentro con otras, o con expresiones diferentes de ella misma.
Silvio sube al escenario colocado en Esperanza, cerca de las calles Lucha e Independencia; cerca, además, del lugar en que pasó el primer año de su Servicio Militar. Lejos en el tiempo, cerca en la memoria: “Ahí, en el Estado Mayor de Ejército Occidental, empecé a hacer canciones. O sea, que hay canciones mías que son de aquí, de Managua. Voy a cantarles una de ellas. ¡Recuerdo hasta el día en que la compuse!”
Una extraña tarde desde su ventana, traía la brisa vieja de por la mañana…
No hay nada aquí:
solo unos días que se aprestan a pasar,
solo una tarde en que se puede respirar
un diminuto instante inmenso en el vivir.
Después mirar la realidad y nada más
Y nada más.
Silvio se presenta como hace tiempo no lo hace: solo con su guitarra. El formato permite que se sitúe más cerca del público, más hacia delante en el escenario.
Conversa algo entre canciones. Siempre para presentar la que seguirá. Antes de tocar Solo el amor, comenta:
“Dentro de unos días es 28 de enero y todo el mundo sabe lo que pasó ese día. Yo tengo muchas canciones inspiradas en Martí, o en sus versos; a veces pensando en un pensamiento suyo, en su ejemplo… A veces ha sido una ideíta pequeña que he desarrollado o tratado de desarrollar. Esta es basada en algo que escribió: Solo el amor engendra melodías”.
Historia de la sillas, Te doy una canción, El Mayor, Playa Girón… antecedieron a Demasiado, interpretada junto a Omara Portuondo. Esa “voz que es Cuba”, como la llamó Silvio la primera vez que la presentó en esta gira, en Santa María del Rosario, cantó luego Tal vez, de Juan Formell, Gracias a la vida, de Violeta Parra,Veinte años, de María Teresa Vera, y otras canciones con las que cerraba el concierto.
Eso, según el guión.
Bajaron las luces. Todo indicaba que había terminado el concierto. Pero era imperdonable que no se cantara la Era…
De modo que Silvio regresa, Rolando Luna toca la introducción de la canción, y Omara, como apelada, no tarda en subir y reunirse con Silvio para hacer juntos la fuerza mítica de la letra en ese fenómeno de la musicalidad.
El cierre que quiso, en fin, la dramaturgia espontánea fue Unicornio, que sonó después de Sueño con serpientes y El Necio, el que se muere como ha vivido, como hoy, como hace tiempo.