6 de Junio del 2011
Por: Silvio Rodríguez Domínguez
Fuente: http://segundacita.blogspot.com/
Por: Silvio Rodríguez Domínguez
Fuente: http://segundacita.blogspot.com/
A Zamora de Coco Solo, originalmente un pueblito fundado en 1860 --ahora un barrio del inmenso municipio de Marianao--, llegó nuestra gira. Muy cerca de allí, hace 40 años, visité a la estudiante de viola Sara González, vecina de Palo Cagao, barrio que Osvaldo Rodríguez inmortalizó con una tonada rockera en los años 70. No muy lejos también vive con su familia Robertico Carcassés, sereno capitán de los múltiples proyectos de Interactivo. Un poco más allá, Nelson, el veterinario, y Pepe, el mecánico de cámaras fotográficas que salva a los disparadores habaneros.
Lo que no sabía era que San Emeterio vivía por allí. Qué sorpresa verlo aparecer con su linda nietecita. Y luego escucharlo hablar de la remota unidad de comunicaciones 2103, del Puesto de mando de Avanzada, de Víctor Miranda y del nego Lage, con quien después del ejército navegué en el buque de pesca Mar Caribe y estuve en Angola, hasta aquel infausto día en que supe que su magnífico corazón se había detenido.
El cello de Amparo del Riego abrió fuego con el Preludio de la Suite nº 1, de Bach. Se le sumó la guitarra de Víctor Pelegrini y juntos hicieron dos canciones de Amadeo Roldán (una de ellas su versión de “El arroyo que murmura”). Por último, la flauta de Niurka González completó el trío que interpretó dos choros brasileños y La Irlandesa de la Suite para Trio de Jazz, de Claude Bolling.
El polaco Jaime Sarusky , premio nacional de literatura, nos tiró el cabo de entregar la bibliotequita que donamos siempre, enriquecida esta vez por sus últimos dos libros.
Después llegamos nosotros, que tocamos aproximadamente durante una hora, para dejarle el cierre a Tony Ávila, magnífico trovador y sonero de Cárdenas, que escribe textos agudos que después canta con una perfecta voz de persona. Qué bien suena su grupo. Búsquenlo, que les va a gustar.
Lo que no sabía era que San Emeterio vivía por allí. Qué sorpresa verlo aparecer con su linda nietecita. Y luego escucharlo hablar de la remota unidad de comunicaciones 2103, del Puesto de mando de Avanzada, de Víctor Miranda y del nego Lage, con quien después del ejército navegué en el buque de pesca Mar Caribe y estuve en Angola, hasta aquel infausto día en que supe que su magnífico corazón se había detenido.
El cello de Amparo del Riego abrió fuego con el Preludio de la Suite nº 1, de Bach. Se le sumó la guitarra de Víctor Pelegrini y juntos hicieron dos canciones de Amadeo Roldán (una de ellas su versión de “El arroyo que murmura”). Por último, la flauta de Niurka González completó el trío que interpretó dos choros brasileños y La Irlandesa de la Suite para Trio de Jazz, de Claude Bolling.
El polaco Jaime Sarusky , premio nacional de literatura, nos tiró el cabo de entregar la bibliotequita que donamos siempre, enriquecida esta vez por sus últimos dos libros.
Después llegamos nosotros, que tocamos aproximadamente durante una hora, para dejarle el cierre a Tony Ávila, magnífico trovador y sonero de Cárdenas, que escribe textos agudos que después canta con una perfecta voz de persona. Qué bien suena su grupo. Búsquenlo, que les va a gustar.