Entrevistó: Sergio Arboleya, para Télam, Argentina.
10 de Abril del 2015
El trovador cubano Silvio Rodríguez, figura esencial de la canción iberoamericana que los días 27 y 28 de mayo regresará a la Argentina tras dos años y medio para presentar en el estadio porteño Luna Park su reciente álbum “Amoríos”, confesó que esta visita sudamericana, que incluirá una presentación en Santiago de Chile, “es toda una excepción, porque cada vez salgo menos fuera de Cuba”. El jueves, el cantante inauguró la Cumbre de los Pueblos en Panamá con un celebrado concierto.
“Lo que me gusta hacer es ir a los barrios. Empecé creyendo que lo hacía por los barrios y he descubierto que los barrios me dan más a mí que yo a ellos. La verdad es que me estoy aprovechando”, comentó Silvio durante una entrevista con Télam, en la que no se privó de analizar la relación de Estados Unidos con Cuba y Venezuela.
A través del correo electrónico y antes de inaugurar anoche la Cumbre de los Pueblos con un recital en la Universidad de Panamá, un encuentro paralelo a la VII Cumbre de las Américas, Rodríguez destacó las recorridas barriales que desde 2010 lleva más de 60 presentaciones gratuitas por diferentes lugares de Cuba.
Un resumen de esa experiencia se plasmó en el documental “Canción de barrio”, de Alejandro Ramírez, cineasta que en 2008 rodó junto a Ernesto Pérez “Hombres sobre cubierta” (acerca de la experiencia de Silvio en el pesquero Playa Girón), quien destacó que los puntos que toca el tour “tienen en común la necesidad y la pobreza y también comparten la resistencia del día a día contra los problemas de escasez”.
La decisión de girar constantemente por barrios y ciudades cubanas ¿lo ha reconciliado con los escenarios y sus ritos?
Los barrios son escenarios poco rituales. Hacemos los conciertos en las calles, a las puertas del vecindario. No me siento reconciliado porque empecé cantando en lugares así y he mantenido presente de donde provengo. César Vallejo decía que el arte venía del pueblo e iba hacia el pueblo. Siempre he creído en eso.
¿Suele fantasear con el reencuentro con un público que, como el argentino, lo adora?
Que un país como Argentina preste atención a un artista es un halago, por ser una tierra de grandes talentos y elevada cultura. Pero yo suelo fantasear con otras cosas, la verdad es que no soy muy adicto al público per se.
¿Cómo definiría a “Amoríos”, el material con el que llegará a Buenos Aires en mayo próximo?
Excepto dos -una sobre la paz y otra sobre un día de lluvia- son canciones de relaciones de pareja, o sea, de amoríos.
Según la Real Academia Española, el término amorío refiere a una “relación amorosa que se considera superficial y pasajera” ¿de esas relaciones habla su disco?
Habla de relaciones que fueron más o menos pasajeras, pero no superficiales, porque todas dejaron testimonio.
El hecho de contar con un nuevo disco de estudio ¿hará que los recitales se centren en ese nuevo repertorio?
Intercalaremos el material nuevo entre temas más tradicionales. Otra particularidad es que iré con dos formaciones musicales. Con mis compañeros de siempre (el Trío Trovarroco, Niurka González y Oliver Valdés) y además con el cuarteto de jazz con el que he trabajado para “Amoríos”.
¿Le pesa a la hora de presentar cada nueva canción el alcance de su obra, considerada entre las más notables de la música popular iberoamericana?
Nunca enseño un trabajo hasta que no me satisfaga. Sé que hay cosas que pueden gustar más que otras, y también sé que a veces pesa la costumbre, lo escuchado. Pero soy incapaz de mostrar algo que no me haya gustado primero a mí.
¿Qué siente y piensa acerca del nuevo ámbito de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos?
Después de tanta guerra caliente, tibia y fría, es reconfortante que haya plática. Es muy distinto conocerse así que desde la confrontación. Digamos que tengo mis reservas, pero que soy optimista.
¿En cuánto y en qué sentido puede modificar la situación cubana la recomposición de la relación entre ambos países?
Desde los 80 estoy escuchando en Cuba la palabra cambios. Así que estamos cambiando desde mucho antes que empezara este diálogo. Creo que lo que estamos cambiando es por autocrítica, por madurez, por elemental adecuación a nuevas realidades.
A contramano de estos gestos para con Cuba, Estados Unidos ha endurecido su posición respecto a Venezuela ¿cómo vive esa situación?
Me parece torpe, políticamente. Pensar que vamos a anteponer la relación bilateral al fundamento martiano de Nuestra América, es no conocernos, o no querernos conocer.
En los últimos tiempos se especula constantemente sobre el estado de salud de Fidel Castro ¿lo inquieta el futuro sin la presencia de uno de los máximos líderes de la Revolución Cubana?
Lo importante es que el rumbo trazado, con Fidel vivo, no ha sido impugnado. Por otra parte, todos estamos sometidos a un ciclo biológico. Pero algunos, como Fidel, dejan ideas que son útiles, no sólo para sus compatriotas.
“Lo que me gusta hacer es ir a los barrios. Empecé creyendo que lo hacía por los barrios y he descubierto que los barrios me dan más a mí que yo a ellos. La verdad es que me estoy aprovechando”, comentó Silvio durante una entrevista con Télam, en la que no se privó de analizar la relación de Estados Unidos con Cuba y Venezuela.
A través del correo electrónico y antes de inaugurar anoche la Cumbre de los Pueblos con un recital en la Universidad de Panamá, un encuentro paralelo a la VII Cumbre de las Américas, Rodríguez destacó las recorridas barriales que desde 2010 lleva más de 60 presentaciones gratuitas por diferentes lugares de Cuba.
Un resumen de esa experiencia se plasmó en el documental “Canción de barrio”, de Alejandro Ramírez, cineasta que en 2008 rodó junto a Ernesto Pérez “Hombres sobre cubierta” (acerca de la experiencia de Silvio en el pesquero Playa Girón), quien destacó que los puntos que toca el tour “tienen en común la necesidad y la pobreza y también comparten la resistencia del día a día contra los problemas de escasez”.
La decisión de girar constantemente por barrios y ciudades cubanas ¿lo ha reconciliado con los escenarios y sus ritos?
Los barrios son escenarios poco rituales. Hacemos los conciertos en las calles, a las puertas del vecindario. No me siento reconciliado porque empecé cantando en lugares así y he mantenido presente de donde provengo. César Vallejo decía que el arte venía del pueblo e iba hacia el pueblo. Siempre he creído en eso.
¿Suele fantasear con el reencuentro con un público que, como el argentino, lo adora?
Que un país como Argentina preste atención a un artista es un halago, por ser una tierra de grandes talentos y elevada cultura. Pero yo suelo fantasear con otras cosas, la verdad es que no soy muy adicto al público per se.
¿Cómo definiría a “Amoríos”, el material con el que llegará a Buenos Aires en mayo próximo?
Excepto dos -una sobre la paz y otra sobre un día de lluvia- son canciones de relaciones de pareja, o sea, de amoríos.
Según la Real Academia Española, el término amorío refiere a una “relación amorosa que se considera superficial y pasajera” ¿de esas relaciones habla su disco?
Habla de relaciones que fueron más o menos pasajeras, pero no superficiales, porque todas dejaron testimonio.
El hecho de contar con un nuevo disco de estudio ¿hará que los recitales se centren en ese nuevo repertorio?
Intercalaremos el material nuevo entre temas más tradicionales. Otra particularidad es que iré con dos formaciones musicales. Con mis compañeros de siempre (el Trío Trovarroco, Niurka González y Oliver Valdés) y además con el cuarteto de jazz con el que he trabajado para “Amoríos”.
¿Le pesa a la hora de presentar cada nueva canción el alcance de su obra, considerada entre las más notables de la música popular iberoamericana?
Nunca enseño un trabajo hasta que no me satisfaga. Sé que hay cosas que pueden gustar más que otras, y también sé que a veces pesa la costumbre, lo escuchado. Pero soy incapaz de mostrar algo que no me haya gustado primero a mí.
¿Qué siente y piensa acerca del nuevo ámbito de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos?
Después de tanta guerra caliente, tibia y fría, es reconfortante que haya plática. Es muy distinto conocerse así que desde la confrontación. Digamos que tengo mis reservas, pero que soy optimista.
¿En cuánto y en qué sentido puede modificar la situación cubana la recomposición de la relación entre ambos países?
Desde los 80 estoy escuchando en Cuba la palabra cambios. Así que estamos cambiando desde mucho antes que empezara este diálogo. Creo que lo que estamos cambiando es por autocrítica, por madurez, por elemental adecuación a nuevas realidades.
A contramano de estos gestos para con Cuba, Estados Unidos ha endurecido su posición respecto a Venezuela ¿cómo vive esa situación?
Me parece torpe, políticamente. Pensar que vamos a anteponer la relación bilateral al fundamento martiano de Nuestra América, es no conocernos, o no querernos conocer.
En los últimos tiempos se especula constantemente sobre el estado de salud de Fidel Castro ¿lo inquieta el futuro sin la presencia de uno de los máximos líderes de la Revolución Cubana?
Lo importante es que el rumbo trazado, con Fidel vivo, no ha sido impugnado. Por otra parte, todos estamos sometidos a un ciclo biológico. Pero algunos, como Fidel, dejan ideas que son útiles, no sólo para sus compatriotas.